El MITO DE LA FUERZA DE VOLUNTAD Y 5 ARMAS PARA FORTALECERLA

El MITO DE LA FUERZA DE VOLUNTAD Y 5 ARMAS PARA FORTALECERLA

  • febrero 8, 2019

Como seres humanos, independientemente de la edad, sexo, actividades, habilidades, etc… hemos pasado por momentos así: “No sé qué me pasó; yo sé perfectamente que no tengo que hacer eso, pero, perdí el control, creo que estaba bajo mucho stress…”, y, “hacer eso” puede ser una infinidad de acciones no deseadas como: comerse un pastel, tomarse un trago de más, fumarse un cigarro, gritarle a alguien que no lo merecía, somatar una puerta, romper un plato, etc., etc., etc.

Al mismo tiempo, valoramos y admiramos en otros la capacidad de controlar su conducta, haciendo énfasis en su FUERZA DE VOLUNTAD, como si fuera la capa del superhéroe que es capaz de levantarse al gimnasio, evitar el pastel, no gritarle a nadie, en fin, evitar “hacer eso” que en nuestra experiencia personal es una falla.  Incluso, podemos volvemos víctimas de la etiqueta: YO NO TENGO FUERZA DE VOLUNTAD, que tiene un impacto negativo sobre nuestra capacidad de lograr metas y cambiar hábitos.

Afortunadamente, la ciencia ha logrado estudiar la fuerza de voluntad, al punto de localizarla en cerebro.  Si, la FUERZA DE VOLUNTAD está localizada en la corteza pre-frontal que es una de las áreas del cerebro que más trabajo tienen en el control de nuestra conducta.  Como seres humanos, y como parte de una respuesta normal y natural ante el stress y emociones fuertes, la función de la esta área del cerebro disminuye al punto de poder anularse y, es así, como paramos “haciendo eso” que definitivamente no queríamos hacer.

Sin embargo, a pesar de que perder la fuerza de voluntad es una característica de los seres humanos bajo stress, la batalla no está perdida.  La doctora Elissa Eppel y el doctor Judson Brewer han estudiado este efecto y, al mismo tiempo, han propuesto y probado acciones que pueden ayudarnos a retomar el control de nuestra conducta en esas situaciones difíciles. Dentro de las acciones que han probado ser exitosas están:

  1. Meditación Mindfulness: logra cambios en nuestra estructura cerebral que nos ayudan a tener un mejor control sobre las emociones fuertes y el stress, además de aumentar la masa gris de la corteza pre-frontal. O sea… mejor actividad de las neuronas que participan en la fuerza de voluntad… suena muy bien!
  2. Ejercicios cortos basados en meditación que podemos hacer muchas veces durante el día, como uno muy usado en programas de cambio de hábitos que se llama RAIN.
  3. Realizar actividades que nos ayudan a reducir el nivel de stress en la vida diaria y no solo en los momentos de crisis. Dentro de estos están la meditación, actividades al aire libre, ejercicio, hobbies, cultivar relaciones positivas y actividades enfocadas al autocuidado.
  4. Mantener una dieta saludable
  5. Reenfocar los métodos que usamos para lograr nuestras metas para que no sean una norma estricta o un método tedioso que nos produzca más stress, sino las respuestas a estas preguntas mágicas: ¿Cómo cuido mejor de mí? y/o ¿Qué obtengo de esto?….

En conclusión, ante el Mito de la Fuerza de Voluntad, y reconociendo que perderla es natural para cualquier ser humano bajo stress; en lugar de castigarnos por horas pensando en lo que no debimos haber hecho, es más productivo y positivo enfocarse en fortalecer nuestras herramientas para el manejo de stress y las emociones.

Con curiosidad, compasión y paciencia, los retos son más simples.  ¡Mucha suerte!

 

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Como seres humanos, independientemente de la edad, sexo, actividades, habilidades, etc… hemos pasado por momentos así: “No sé qué me pasó; yo sé perfectamente que no tengo que hacer eso, pero, perdí el control, creo que estaba bajo mucho stress…”, y, “hacer eso” puede ser una infinidad de acciones no deseadas como: comerse un pastel, tomarse un trago de más, fumarse un cigarro, gritarle a alguien que no lo merecía, somatar una puerta, romper un plato, etc., etc., etc.

Al mismo tiempo, valoramos y admiramos en otros la capacidad de controlar su conducta, haciendo énfasis en su FUERZA DE VOLUNTAD, como si fuera la capa del superhéroe que es capaz de levantarse al gimnasio, evitar el pastel, no gritarle a nadie, en fin, evitar “hacer eso” que en nuestra experiencia personal es una falla.  Incluso, podemos volvemos víctimas de la etiqueta: YO NO TENGO FUERZA DE VOLUNTAD, que tiene un impacto negativo sobre nuestra capacidad de lograr metas y cambiar hábitos.

Afortunadamente, la ciencia ha logrado estudiar la fuerza de voluntad, al punto de localizarla en cerebro.  Si, la FUERZA DE VOLUNTAD está localizada en la corteza pre-frontal que es una de las áreas del cerebro que más trabajo tienen en el control de nuestra conducta.  Como seres humanos, y como parte de una respuesta normal y natural ante el stress y emociones fuertes, la función de la esta área del cerebro disminuye al punto de poder anularse y, es así, como paramos “haciendo eso” que definitivamente no queríamos hacer.

Sin embargo, a pesar de que perder la fuerza de voluntad es una característica de los seres humanos bajo stress, la batalla no está perdida.  La doctora Elissa Eppel y el doctor Judson Brewer han estudiado este efecto y, al mismo tiempo, han propuesto y probado acciones que pueden ayudarnos a retomar el control de nuestra conducta en esas situaciones difíciles. Dentro de las acciones que han probado ser exitosas están:

  1. Meditación Mindfulness: logra cambios en nuestra estructura cerebral que nos ayudan a tener un mejor control sobre las emociones fuertes y el stress, además de aumentar la masa gris de la corteza pre-frontal. O sea… mejor actividad de las neuronas que participan en la fuerza de voluntad… suena muy bien!
  2. Ejercicios cortos basados en meditación que podemos hacer muchas veces durante el día, como uno muy usado en programas de cambio de hábitos que se llama RAIN.
  3. Realizar actividades que nos ayudan a reducir el nivel de stress en la vida diaria y no solo en los momentos de crisis. Dentro de estos están la meditación, actividades al aire libre, ejercicio, hobbies, cultivar relaciones positivas y actividades enfocadas al autocuidado.
  4. Mantener una dieta saludable
  5. Reenfocar los métodos que usamos para lograr nuestras metas para que no sean una norma estricta o un método tedioso que nos produzca más stress, sino las respuestas a estas preguntas mágicas: ¿Cómo cuido mejor de mí? y/o ¿Qué obtengo de esto?….

En conclusión, ante el Mito de la Fuerza de Voluntad, y reconociendo que perderla es natural para cualquier ser humano bajo stress; en lugar de castigarnos por horas pensando en lo que no debimos haber hecho, es más productivo y positivo enfocarse en fortalecer nuestras herramientas para el manejo de stress y las emociones.

Con curiosidad, compasión y paciencia, los retos son más simples.  ¡Mucha suerte!

 

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