Nutricoach

Inicié mi carrera como nutricionista en 1999, después de 5 años de dedicarme a estudiar un tema que me apasiona.

Muchos años más tarde, veo un camino largo, recorrido por varias áreas de mi carrera, iniciada con niños con cáncer, varios años en clínica y hospitales con dedicación completa a la nutrición clínica, desde contar hasta los últimos miligramos de magnesio en una alimentación por vena, hasta el estudio de ¿por qué comemos? ¿por qué no cambiamos? ¿cómo nos motivamos? ¿dónde está el evento, el momento, la acción que nos hace cambiar el rumbo? Llegando a la realización (triste, para una mente matemática), de que, aunque la cuenta de sodio, calorías, grasa, etc. sea exacta al diseñar un plan de nutrición, al final, el único que decide qué se come… es la persona.

No hay nada exacto…

  • ¿son onzas de peso o de volumen?
  • ¿es del tamaño de la taza de café o el tazón del cereal?
  • ¿y si me no me gusta la espinaca?
  • ¿y si no sé hacer eso?
  • ¿y si me toca comer fuera de casa?
  • ¿qué hago con la ansiedad de dulce?

Todo más grande que un gramo de carbohidrato o miligramo de sodio… llega a ser un tema de la inmensidad y la complejidad del ser humano en el que en vez de cierto número de variables (vitaminas, minerales, aminoácidos, grasas, etc.), se resumen en el significado que le damos a la comida, a la experiencia de comer, a la relación individual de cada uno con la comida y la capacidad de alinear la mente, la emoción y las sensaciones corporales hacia una forma de cuidar de nosotros mismos.  Un cuidado que no se limita a la selección, preparación y medición de la comida, sino al collage de aspectos que completan nuestro SER HUMANO.

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